No
saber qué hacer, o decir, estar presionada, no poder hacer lo que de verdad te
apetece por miedo a hacer daño a alguien, en resumen, así me siento yo
últimamente. Soy una chica simple, y cuando digo simple quiero decir la más
complicada que hay en este mundo, incluso en esta galaxia. Pero también tengo
que añadir que no siempre fui así, yo antes era una chica normal, bueno más o
menos. Siempre me ha gustado escribir, sobre todo a mano, pero con mi
caligrafía de niña pequeña y mis fantasías nunca he querido que nadie me
leyese, hasta ahora. ¿Qué por qué he cambiado de opinión? Ni idea. ¿Qué sobre
qué voy a escribir? Sobre mi vida. ¿Cómo debo empezar? Pues por el principio,
normalmente, pero yo ya no soy normal, así que os contaré mi vida partiendo del
punto en el que se hizo interesante, dudo que el resto de la historia os
pareciese muy entretenida. Ahora deberíais saber más o menos cómo soy, pero de
todas maneras me presentaré y nos conoceremos mejor. ¿Qué mejor formar de
comenzar la historia de una vida?
Soy
decidida, independiente, rebelde a ratos, responsable en otros. Alocada,
trabajadora, soñadora, imaginativa, prescindible para unos, impresionable,
imprescindible para otros. Y un motón de cosas más, pero no vienen a cuento. Ni
alta ni tampoco baja, ni gorda, ni excesivamente delgada. Rubia, pelo más bien
largo, y ojos grandes, castaños verdosos, con unas espesas pestañas negras a su
alrededor. No soy popular ni me conoce todo el mundo, pero quien lo hace me
conoce bien y no se arrepiente nunca de haberme conocido. Pero no soy tampoco
una… pringada, aunque no sé por qué no. No soy perfecta, ni pretendo serlo. No
sigo modas, pero me gusta comprarme ropa. No soy la más inteligente del mundo,
pero me encanta leer. Creo que escribiendo es cuando la gente realmente expresa
lo que siente, sin que nadie te mire fijamente mientras intentas desnudarte
emocionalmente. Aun que también opino que una persona enfadada no debería
escribir ni hablar, solo diría lo que piensa en ese momento, sin pensar en los
demás vividos, y sé que al final se arrepentiría de lo que ha dicho y
probablemente entonces fuese demasiado tarde. No soy una llorona, pero no puedo
evitar desahogarme cuando lo necesito. No huyo de los problemas, porque te
acaba encontrando y si te haces de rogar cuando llegan a ti te arrastran con
ellos.
Creo
que está todo dicho, el resto de mi lo tendréis que ver por vosotros mismos.
Pero os será fácil, soy una persona que transparente, mucho.
Echo
la última maleta a mi Mini Cooper amarillo, cierro el capó, y miro atrás. Mis
padres están en el porche, mirando cómo me marcho. No les he dicho que fuese
definitivo, pero me llevo todas mis cosas, solo dejo un pijama, unos vaqueros
cortos que apenas me pongo, una camiseta de tirantes y una chaqueta con capucha
que mi madre me compro hacia solo un mes, cuando yo no pensaba largarme de
allí. Ella ha dejado de llorar, pero tiene los ojos rojos e hinchados, odio
verla llorar y si es por mi culpa más, pero no puedo evitarlo. Ve que la mira y
su cara se vuelve a deformar y comienza a llorar de nuevo. Mi padre le pasa un
brazo por los hombros y mi madre se abraza a él. Me gusta verlos juntos, pero
no llorando, y por mí. Mi padre es más fuerte que ella, él no llora, no delante
de gente, pero parece triste, apagado. Pero yo tengo que irme, desde que tuve
ese sueño… lo recuerdo demasiado bien, como si estuviese pasando ante mis ojos
en este preciso momento. Con Please don’t
leave me de Pink sonando a todo volumen salgo del camino de tierra que
conduce a mi casa para salir a la carretera del pueblo derrapando. Pero el
recuerdo del sueño llega igualmente, paso la canción, ahora es So what lo que llena mis oídos, pero ya
es inevitable.
Yo,
simplemente yo, sentada en el porche de mi casa, leyendo un libro que leído mil
veces pero que no sé cual es en momento, solo sé que me gusta y no quiero
dejarlo. Escucho un ruido a mi espalda, y a pesar de estar en mi casa de ella
no sale nadie conocido, sino un chico, y no recuerdo su cara, pero sé que es
perfecto, perfecto para mí, y que lo quiero. Me abraza por detrás mientras yo
sigo sentada en la mecedora, y aspiro su olor, eso sí lo recuerdo, suavemente a
vainilla, como mi champú favorito, y a bosque, tampoco sé cómo es que yo
diferencio el olor a bosque, no es que haya ido mucho, nuca, pero lo
identifico, sonrío pero no aparto la mirada del libro. De repente el me habla,
pero yo no lo escucho, aun así me giro hacia él y sonrío más y le contesto pero
yo tampoco me escucho. Me coge las manos, cierra los ojos y noto que yo también
lo hago, y noto mi pelo ascender como si tuviese a mis pies un ventilador
enorme, y ya no estoy sentada, pero noto la presión de sus manos fuertes en las
mías hasta que desaparece también y yo estoy como flotando y me siento mejor
que nunca antes. El suelo aparece bajo mis pies de nuevo, es césped frío pero
no me molesta. Abro los ojos por fin, y estoy en un gran prado, con la
sensación de haberme perdido algo, él me da una rosa, que yo cojo, pero me
pincho, no noto el dolor, solo una simple molestia, pero sangro, y una gota cae
al suelo y deshace todo lo que hay a nuestro alrededor hasta que solo queda el
vacío y me despierto.
¿Cómo no me
he salido de la carretera? Al parecer he tenido que estar conduciendo
inconscientemente porque ese sueño ha aparecido en mi cabeza como si estuviese
pasando ante mis ojos en ese mismo momento, debo de tener un hada madrina o
algo por el estilo. No sé a qué ha venido eso, últimamente todo esos libros de
fantasía que he leído a lo largo de mi vida, que son muchos, parecen cada vez
más reales, y empiezo a creer seriamente que me estoy volviendo loca. Esto a mí
antes no me pasaba, y todo vino con ese sueño… ¿estaré obsesionándome sin
deber? O quizá si lo tenga y por eso este así, pero la sensación de que busco
algo, pero todavía no sé qué es ni por dónde empezar a buscar, mi abuela me
dijo que lo encontraría, a veces pienso que es la única que de verdad me
entiende. Yo antes no estaba con ella más de dos horas, creo que ni una. No me
gustaban sus historias, quizá porque me parecían muy reales, no como en los
libros, y todo tenía una explicación. Por ejemplo, lees un libro, pero algo te
dice que eso no puede ser así, siempre hay algo que te demuestra que eso es
imposible, quizá la invención de un pueblo o lugar, o la descripción errónea de
algo, no hace que el libro te guste menos, si no que te dice que es solo una
historia inventada por una mente privilegiada, porque a veces a los escritores
no se les da el reconocimiento que necesitan, pero en mi opinión son las
personas más inteligentes del mundo, pueden inventarse uno propio y que a ti te
encantase vivir en él. Sin embargo las historias de mi abuela eran ciertas, o
eso creía ella y me hacía creer a mí, cada historia tenía su demostración, o
una foto datada de la fecha en la que salía en ese lugar, aunque hablase de
hadas ella te demostraba que había estado allí, o esa media luna que tenía en
el cuello según ella símbolo de una antigua lucha por el poder en el mundo, si
absurdo, pero de lo más real para nosotras.